No les bailes el agua...¡¡juntos podemos!!

A todos los que estamos detrás de "Ser Socialista en Barcarrota" nos gusta como escribe el compañero Papillon, por ello nos hemos tomado la libertad de rescatar este comentario del blog amigo "Habla Barcarrota" y publicarlo aquí, nos resulta de lo mas acertado con la situación que estamos viviendo en nuestro pueblo.


Cuando Santiago Cuadrado y su gobierno socialista vinieron a buscar a los de Izquierda Unida, guardé silencio porque yo no era de Izquierda Unida. Cuando vinieron a buscar a los del Partido Popular, guardé silencio porque yo no era pepero. Cuando insultaban a la oposición y la expulsaban de los Plenos yo no dije nada porque yo no era concejal de la oposición. Cuando vinieron a buscar a los trabajadores, yo no protesté porque yo no trabajaba en el Ayuntamiento. Cuando vinieron a buscar al cura, callé porque yo no era cura. Cuando observé que presionaban, amenazaban y perseguían a todos los que de alguna manera pensaban distinto o se oponían a las decisiones que favorecían exclusivamente a los suyos, yo no me opuse porque creía que no me afectaba. Cuando constaté que trataban diferente a los vecinos según fueran amigos o criticaran su gestión, yo no intervine pues yo no los había criticado. Cuando escuchaba que intentaban controlar todo el pueblo, no me di por aludido pues yo no me metía en política. Cuando vinieron a buscarme a mí, nadie habló en mi favor, nadie protestó, nadie me defendió, nadie se opuso, nadie dijo nada porque ya no quedaba nadie que pudiera hacerlo.

Esto es una versión particular del poema Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas. El auténtico, incluido en el libro de Martín Niemöller, Del submarino al púlpito, no era originalmente un poema, sino que formaba parte de un sermón que pronunció en la Semana Santa de 1946. Niemöller era un pastor luterano alemán, comandante de un submarino en la primera guerra mundial. Partidario en principio del nacionalsocialismo de Hitler, pronto se horrorizó de esa política y terminó reaccionando contra ella, lo que le llevó a un campo de concentración desde 1937 a 1945. En sus sermones y escritos da una lección de valentía, haciendo prevalecer los principios morales y humanistas sobre las vanidades, el materialismo y las ideologías preconcebidas. Reiteraba en sus sermones que nadie puede negar la responsabilidad que contrae ante una determinada cobardía con la excusa de que una actitud crítica le hubiera acarreado problemas, y en casos extremos incluso la muerte.

Si Martín Niemöller pudiera presenciar lo que ocurre hoy en Barcarrota nos advertiría del peligro, pues él fue víctima por dos veces de una historia que el ser humano se obstina en repetir. La primera vez porque se dejó engañar apoyando la causa, como proclama en el poema y en su libro, y la segunda cuando fue encarcelado por su resistencia. Después vino su victoria, con la liberación en 1946 y la preocupación de legar a generaciones futuras su testimonio y experiencia.

El poema de Niemöller, adaptado a nuestras circunstancias en el párrafo que encabeza este comentario, es de una oportunidad y actualidad sorprendente para Barcarrota. Santiago Cuadrado, Alcalde de Barcarrota, y su gobierno socialista están presionando a todo aquel que no les baila el agua. No cejarán hasta doblegar cualquier obstáculo que se interponga en sus planes y no dudarán en ir un paso más allá de la mera presión para conseguirlo; no esperemos escrúpulos democráticos en quien tiene tan asumidos los intereses que lo trajeron a la política. Para ello tienen una estrategia bien definida como cualquier banda organizada. Tan claro lo tienen que no se reprimen en mostrarse tal cual son en lo que es la esencia de la democracia, las sesiones de los representantes de todos, los Plenos, violentando y dominando a la oposición a la fuerza, para lo que llevan a treinta o cuarenta mercenarios de los suyos, muchos armados con bastones para causar mayor impresión, lo que en la práctica supone el secuestro de la democracia en Barcarrota.

Poco queda en Barcarrota que no esté intervenido políticamente por Santiago y su gobierno socialista. La llamada sociedad civil de Barcarrota se encuentra asfixiada y desorganizada en la resistencia a este poder injusto y agobiante; apenas algún esfuerzo aislado, más los dos blogs y una heroica oposición proporcionan un poco de oxígeno. Santiago y el poder socialista actual aspiran a controlarlo todo, Ayuntamiento, Colegio, Instituto, construcción, ancianos, jóvenes, SEXPE, INEM, asociaciones de todo tipo, de mujeres, de profesionales, de padres y padres... Fuerzas de seguridad, puestos de trabajo público... todo. De momento la mayor resistencia la tienen en los dos blogs y en la oposición. Qué pretendían con la acusación a Alfonso, sino su destrucción política y con ello la desaparición de esta oposición que intuyen que pueda convertirse en gobierno (“el fascismo suprimió la discrepancia política en beneficio de un partido único” publicaba Bubita anoche). Esta oposición para este gobierno es un impedimento; para todos los demás, incluidos los propios socialistas, esta oposición es una garantía de democracia en Barcarrota. Y ésta desaparecerá completamente en el pueblo si consiguen anular a la oposición en el Ayuntamiento. Todo lo que no controlan lo intentan destruir y se lo llevan por delante, de uno en uno. Y con mayor rabia cuando comprenden que su potencial víctima vale más que ellos, porque al final aparte del interés los mueve la envidia. Y aunque respiremos aliviados, pero intranquilos, cuando se llevan al de al lado, y les sonriamos cuando se alejen confiando que no vuelvan, volverán, como en el poema, y cuando queramos reaccionar será tarde, estaremos solos, nadie podrá auxiliarnos, ni podremos exculparnos, como dice Niemöller, porque habremos permitido esos paseos sin revelarnos, consintiendo el abuso de poder de Santiago.

La resistencia hay que mostrarla ya, antes de estar mermados, y sería un mensaje muy efectivo manifestarle a Santiago, acudiendo a los Plenos, que no se nos va a llevar. En el Pleno de Diciembre, cuando la expulsión de toda la oposición, entre el público había sólo ocho personas que presuntamente la apoyaban, cuando entre PP e IU representan a casi los mismos vecinos que el PSOE. Con que acudiéramos 15 ó 20 estaríamos impidiendo que este espectáculo bananero continuara. Los de los bastones o son fanáticos o le deben algo a Santiago o esperan conseguir algún favor, y para ellos el acudir supone poca molestia porque les sale gratis o les recompensa. La mayoría no tiene grandes convicciones ideológicas sino intereses económicos, no se presentan impulsados por sus principios sino convocados por Santiago con premura y mayor antelación que los propios concejales opositores. Pero en cuanto comprueben que esta sinrazón de Santiago convoca testigos contrarios, igualándose el número de unos y otros, que certificarán los sucedidos reales en el Pleno y no la visión oficial que proyecta el Alcalde, el Secretario y su séquito, no les será tan cómodo, lo que permitirá el normal desarrollo de la sesión democrática

Insultos, presiones, amagos de agresiones, imputaciones delictivas a la oposición y expulsión de los plenos, pensamiento único, amordazamiento de la libertad de expresión, ataques al cura, falta de transparencia en la gestión, carencia asfixiante de libertad, miedo, arbitrariedad, control de la sociedad en todos sus estamentos, falta de valores, colocación de los suyos como sea en puestos públicos, criminalización de los militantes y simpatizantes de PP e IU, marginación y persecución de los que los critican... Cuándo nos daremos cuenta que cada día este gobierno, solapadamente, se parece más al fascismo de Mussolini, o al nacionalsocialismo de Hitler que terminó encarcelando a Niemöller cuando éste comprendió y reaccionó ante el horror del poder absoluto que buscaba. Por eso se anticipan en insultar con el calificativo de sus propias acciones a los que no piensan como ellos. Usan la táctica de fascista el último. Quizá en un intento de alejar de sí ese calificativo.

El mensaje que Martín Niemöller quería transmitir en sus sermones es que son culpables todos los que guardan silencio ante las injusticias y atropellos del poder, y que no vale la excusa de que los perjudicaría actuar y revelarse, porque los causantes de las últimas consecuencias de ese silencio serán los que callen, y las consecuencias de su mutismo serán para todos infinitamente más horrendas de lo que puedan ser las represalias por alzar la voz reclamando libertad.